en aquel rincón del pensar
para ver procesionar
el resumen de mi caminar.
Pasan despacio, mudas
pero duele al recordar.
miran algunas de reojo
algún guiño también dan.
El orden conforma el paso
la queja queda al final,
como peones cara a cara
con pie firme a demostrar.
Sin mirar la luz de los ojos
para no saber nada más,
de aquello que hizo efecto
la causa venía detrás.
Vendida en mi fortaleza
acompañada de seguridad,
protegida de peligros
sin emocionar ni colisionar.
Sigue el desfile de iras
rabia, venganza e inutilidad,
estas pasan ligeras
volviendo la vista atrás.
Y es la brisa que acompaña
quien me devuelve la realidad,
cuando ella acaricia
la procesión termina ya.
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