Cuentos, cuentas.

Solo te miro y veo que me he perdido.
Me he perdido en algún lugar de ese camino
que abandonamos al compás
y con distintos destinos.
Cada paso, cada risa,
cada palabra , cada llanto.
La fábula creada, la fantasía no imaginada,
la cenicienta dormida, despertaba.
Ese cuento sin final,
esa armonía infernal,
esa ceguera rota
por peligros de realidad.
Cada momento que no vi
cada sueño que se rompió,
cada rato no vivido
flotaba el engaño con libre albedrío.
Cicatriz que duele
que marca distinto,
cambia el hábito, hace ruido.